Mediante un comunicado en sus redes, Roger Federer ha anunciado que se retira del tenis. La Laver Cup será su última competición como profesional. Cuelga la raqueta la estética y elegancia hecha jugador. Un deportista excelso, un tenista irrepetible.

Los amantes al tenis teníamos la esperanza de que su ausencia tan prolongada de las pistas, nos llevaría a un último retorno suyo donde poder disfrutar un tiempo más de su talento. Comprobar que su carrera terminará en un torneo de exhibición sabe a poco.

No es menos cierto que, al mismo tiempo, temíamos la peor de las noticias en cualquier momento. A pesar de ello, verle confirmarlo no deja de ser algo complicado de asimilar y que no hubiésemos deseado que llegase jamás.

Para hablar de él, siempre he destacado una frase que oí hace mucho tiempo y se me quedó marcada. La frase decía así: “El que inventó el tenis, siempre soñó que algún día, alguien jugaría como Roger Federer”.

Entre Rafa Nadal, Novak Djokovic y él, han formado una rivalidad que perdurará para siempre. Desde 2003 hasta la fecha, se han repartido prácticamente la totalidad de los grandes títulos. Sin ir más lejos, 63 trofeos de Grand Slam. Una batalla contra la historia repleta de capítulos inolvidables que nos ha llevado a vivir el deporte de la raqueta de manera muy especial.

20 títulos de Grand Slam, más de 300 semanas como número uno y un sinfín más de récords. No obstante, los datos quedaban en un segundo plano viendo cómo se desplegaba en la pista.

Con su retirada, se va la mejor raqueta a nivel técnico que habrá. Verle jugar era como ver en acción a Leo Messi o a Michael Jordan. Implicaba ser consciente de estar presenciando a un jugador tenísticamente superior al resto que podía mirar de cara a la excelencia.

El que estas líneas escribe siempre tendrá la espinita de no haberle visto jugar en directo.

Hoy el tenis es un poco menos tenis. Hoy nos quitan una pieza con la que muchos hemos crecido con profunda admiración. Hoy se cierra una era.

Gracias por todo, Roger.