No lo entiendo, Peter. Le doy vueltas y no consigo comprender para qué compraste el Valencia CF.

No lo entiendo. Tenías crédito iLIMitado para el aficionado. Una afición que llegó a salir a la calle para que tu propuesta en el pseudo proceso de venta fuera la vencedora.

No lo entiendo. Tienes a un presidente incendiario y al que cualquier valencianista, por un sinfín de motivos que tu pareces desoír, echaría. En lugar de optar por otro sujeto para el sillón presidencial, prefieres otorgarle mayores poderes al actual.

No lo entiendo. El mercado de fichajes veraniego que está protagonizando el Valencia, a falta de menos de 10 días para que cierre, dista mucho de lo mínimo exigible. No hay ningún aficionado que no piense que se necesitan menos de cuatro fichajes. Lejos de guiarte por las necesidades deportivas, eres el artífice de que, a día de hoy, el contador de fichajes siga a cero.

No lo entiendo. Te propongo el ejercicio de  escuchar atentamente las ruedas de prensa de Javi Gracia y analizar la plantilla actual. El entrenador no puede darte ya más señales. Me cuesta creer que puedas pensar que con lo que hay se puede luchar por los objetivos propios de la historia de esta entidad.

No lo entiendo. Nos dijeron por activa y por pasiva que te habías comprometido a terminar el Nuevo Mestalla para la celebración del Centenario. Una farsa más. Ni un paso se ha dado durante todo este tiempo y parece que así seguirá siendo hasta ni se sabe cuando.

No lo entiendo. Más allá de su ingente masa social, otro de los grandes valores del club son sus leyendas. Aquí uno ha perdido la cuenta de los desplantes que has tenido con varias de ellas. Desde destituir a Mario Alberto Kempes como embajador, a darle la carta de libertad a tu capitán Dani Parejo, a prescindir de manera fría de uno de los cinco one club man del Valencia como lo era Paco Camarasa o a no apoyar proyectos benéficos y con tanto significado como el de Santiago Cañizares.

No lo entiendo. Lejos de querer unir, tu camino va por el lado opuesto. Quisimos creer que tu serías el dueño que nos haría disfrutar de victorias y trofeos y parece que tu pretendes algo distinto. Encontrar la fórmula del éxito no sirvió para que siguieras haciendo uso de ella.

No lo entiendo. Te cargaste una estructura que funcionaba, con Mateu Alemany a la cabeza, y resulta que eres ajeno a todo lo que ha ido viniendo fruto de esa incomprensible salida. Un año después, sigues sin estimar oportuno volver a generar una estructura y los hechos no paran de quitarte la razón.

No lo entiendo. Llevas seis años siendo el máximo accionista y no has salido a contarnos cual es tu proyecto. Tu única intervención pública fue en tus primeras Navidades y para decir en un breve vídeo que ibas a construir un gran equipo.

No lo entiendo. Te reconozco que la primera gran decepción que me llevé con tu VaLIMcia fue la venta de Otamendi. En tu primer año con el club en Champions decidiste prescindir del mejor jugador del equipo, con el consiguiente mensaje que mandabas con ese movimiento. Desde entonces, advertido después de ese primer caso, vender a los mejores futbolistas ha sido la tónica general.

No lo entiendo. Sigo dándole vueltas y nada. No se me ocurre qué rédito puede generarte un club que provoca cada vez mayor hastío y desapego y que se devalúa a cada segundo que pasa.

Lo admito. Apoyé tu llegada. Era optimista y pensaba que lograrías que el murciélago volase muy alto. Ahora, no puedo ser más escéptico contigo y tus planes para con el Valencia. Pese a ello, me gustaría que tuvieses en cuenta que, sean cuales sean tus intenciones, no habrá mejor resultado para tus propios intereses que ver al club lo más arriba posible. Piénsalo.

Y, Peter, me gustaría decir una última cosa. Cómo cambiaría todo si optases o hubieras optado por vivir el club desde dentro y no a 15.000 kilómetros de distancia y a través de SMS.

Publicado en SUPERDEPORTE el 26 de septiembre de 2020